En Besalduch, Valls & Bellmunt, ya finalizaron la preparación y adecuación de dos nuevas salas subterráneas, una destinada para el envejecimiento por el sistema de solera y criaderas y otra para los vinos de crianza y reserva.
Por otra parte, también han habilitado convenientemente las ubicaciones en el exterior para las damajuanas para envejecimiento final en «sol y serena» de los vinos rancios que estan elaborando con las madres de más de 40 años, encontradas en un antiguo sótano de la bodega.
Envejecimiento de los vinos a Sol y Serena
Una vez envejecidos los vinos por el sistema de solera y criaderas en las cavas subterráneas (estilo dulces y olorosos de Jerez), se almacenan en garrafas de vidrio o damajuanas a la intemperie con el objeto de acelerar los procesos oxidativos con acción directa del sol (luz y calor) en contraste con el frío nocturno.
Este hecho multiplica los días de crianza y por lo tanto hace envejecer el vino en menor tiempo. Los cambios de temperatura, redondearan unos vinos espectaculares y muy especiales.
La combinación de los vinos a sol y serena en damajuana con el paso por barricas durante un tiempo indefinido es una práctica habitual en la elaboración de vinos rancios, ya que se están recuperando verdaderas joyas extraídas de barricas madre encontradas en las cavas subterráneas.
Dicha producción, será forzosamente muy limitada (unas 200 botellas/año) y solo estarán disponibles en la propia tienda de la bodega o reservas de clientes.
En breve os mostraremos los diseños, y esperamos que estén disponibles las primeras botellas en julio/agosto.
¿Que son los vinos rancios?
La elaboración del vino rancio es la de un vino seco tradicional que envejece por oxidación y adquiere unas características propias de sabor, aroma y color.
Los envejecimientos pueden ser por sol y serena en damajuanas, es decir, están a la intemperie y es el sol el que actúa de día y el cambio de temperatura y humedad por la noche. Otro envejecimiento es en barricas por el sistema de soleras o grandes toneles donde hay salidas y entradas de vino (muy parecido a los refrescos de Jerez, pero con cierta anarquía). Y quizás lo más tradicional es hablar de «la bota del racó» que quiere decir la barrica del rincón.
En esta barrica, la más vieja o «padrina», y con el paso de los años, el vino pierde los aromas primarios que provienen de la uva y nacen los de la oxidación enzimática. De esta barrica se extrae parte para el consumo y se «rellena» con otro vino que, en unos años, se habrá «contagiado» y también será un rancio.
Había gente que pasaba vino de una barrica a otra, y de la otra a otra en diferentes espacios y alturas de una casa para conseguir ese «toque personal» que no guardaba ningún otro orden o sentido que no tuviese que ver con la frase «siempre se ha hecho así».
Existen variantes en los vinos rancios que tiene que ver con el modus operandi de cada uno de sus ancestrales elaboradores. Podemos encontrar vinos elaborados con garnacha u otra variedad blanca o coupage. También en tinto, con una graduación alta, pero sin alcohol añadido, con alcohol añadido, con un coupage de un rancio y una mistela, rancios secos y rancios dulces…
Como veis, las posibilidades son infinitas