Hace cuatro años que la Cooperativa de Viver puso en marcha el proyecto de recuperación de estas variedades autóctonas al conocer la existencia de ejemplares en el Jardín Botánico de Valencia y el Servicio de Sanidad Vegetal de la Conselleria de Agricultura. Las primeras de estas viñas fueron injertadas directamente en el campo, llegando a ocupar una extensión de aproximadamente 0,3 hectáreas en la que conviven Pampolat, Mondragón y también Morenillo, una variedad autóctona antigua que es igualmente propia de la comarca tarraconense de Terra Alta.
Recientemente se ha ampliado el viñedo con 300 vides de Pampolat injertadas en vivero, cuyo cultivo se está priorizando por las posibilidades enológicas que ofrece, y también se han injertado sobre el terreno nuevas vides de Mondragón y Morenillo, aumentado el proyecto de recuperación de variedades locales hasta 1 hectárea.
El Registro Vitícola de la Comunidad Valenciana cuenta oficialmente con dos nuevas variedades de uva de vinificación (Vitis Vinifera): Pampolat y Mondragón, dos uvas tintas autóctonas del Alto Palancia que desaparecieron con la llegada de la plaga de filoxera a la comarca en 1915. La Cooperativa de Viver ha promovido y logrado la inscripción en el registro tras demostrar “la antigüedad, el interés y la adaptación local” de sendas variedades, que ya son reconocidas formalmente y cuyos vinos pueden ser comercializados.
Hace cuatro años que la Cooperativa de Viver puso en marcha el proyecto de recuperación de estas variedades autóctonas al conocer la existencia de ejemplares en el Jardín Botánico de Valencia y el Servicio de Sanidad Vegetal de la Conselleria de Agricultura. Las primeras de estas viñas fueron injertadas directamente en el campo, llegando a ocupar una extensión de aproximadamente 0,3 hectáreas en la que conviven Pampolat, Mondragón y también Morenillo, una variedad autóctona antigua que es igualmente propia de la comarca tarraconense de Terra Alta.
Recientemente se ha ampliado el viñedo con 300 vides de Pampolat injertadas en vivero, cuyo cultivo se está priorizando por las posibilidades enológicas que ofrece, y también se han injertado sobre el terreno nuevas vides de Mondragón y Morenillo, aumentado el proyecto de recuperación de variedades locales hasta 1 hectárea.
Un vino único
La Cooperativa de Viver, que cuenta con el asesoramiento de los expertos Pepe Mendoza y Maloles Blázquez a través de su consultoría enológica Uva Destino, lanzará este año una edición limitada en formato reducido del primer vino elaborado con Pampolat, una uva que está expresando unas cualidades muy interesantes capaz de dar un vino fino, equilibrado y de gran delicadeza. De esta manera, la cooperativa defiende no solo la calidad en sus producciones sino la puesta en valor de sus elementos diferenciadores para llevar al mercado vinos únicos y singulares que devuelvan a Viver y el Alto Palancia a la primera línea del sector vitivinícola valenciano.
Con el fin de dar a conocer esta primera y exclusiva elaboración de Pampolat, la cooperativa celebrará próximamente una cata de presentación en su bodega dirigida a los amantes del vino tanto profesionales como particulares, quienes podrán degustar en primicia esta variedad única. La comercialización del vino de Pampolat, no obstante, no se prevé hasta la próxima temporada, cuando esta uva antigua esté también certificada por la Indicación Geográfica Protegida Vins de Castelló a la que pertenecen los vinos de la Cooperativa de Viver.
Una apuesta por lo original
El director del Área Agro de la Cooperativa de Viver, Paco Ribelles, señala que “la conservación de variedades locales que únicamente se encuentran y se encontraban en un territorio es vital para reestablecer la biodiversidad genética y por tanto aumentar el patrimonio genético y cultural de una zona.”
El Centro de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana (COMAV) de la Universidad Politécnica de Valencia analizó genéticamente los ejemplares obtenidos para confirmar que, efectivamente, se trataba de las variedades Pampolat y Mondragón. Asimismo, el Centro de Ampelografía y Viticultura y Banco de Germoplasma de Vid “El Encín” de la Comunidad Autónoma de Madrid realizó un profundo análisis de caracterización de ambas uvas, que ya fueron citadas como presentes en Castellón en 1914 por el ingeniero agrónomo Nicolás García de los Salmones en su artículo “Las clases de vid cultivadas en España y los vinos obtenidos”, editado en 1935 por el Ministerio de Agricultura.
“La Cooperativa de Viver, como ente social y económico de la comarca, siente la necesidad de recuperar estas variedades de uva y ponerlas en valor. Incorporar a nuestra bodega vinos que, por estar elaborados con variedades únicas en el mundo, sean originales y puedan posicionarse en el mercado expresando su potencial enológico forma parte de nuestra estrategia y responsabilidad”, añade Paco Ribelles, que apunta además a la “posibilidad de generar puestos de trabajo, fijar población y recuperar el medio rural” vinculado al proyecto de recuperación de la tradición vitivinícola de Viver.